viernes, 10 de febrero de 2012

Sueños de hotel en siestas de cajeros

Y ahora vuelves a empezar tu final. En un teatro en el que estrenas el día antes del ensayo y sales a escena borracho de sueños, de ilusión embotellada, de lágrimas de poesía. Hay guionista pero no te ha pasado el guión, no hay butacas, no hay público, solo los hilos que mueven mis brazos desde lo alto, y solo puedes luchar dando tumbos una noche cerca de la puerta del olvido, donde se oyen plegarias para que dejen entrar a los sueños y puedan dejar atrás mi recuerdo. Vagabundos por las calles de la ciudad de las dudas arrastrando los hilos que los mueven sin moverse, sueños de hotel de carretera en noches de siestas por cajeros en invierno con carteles de autoestop que tienen escrita la sentencia: no despertar hasta la hora de vivir.

2 comentarios:

  1. Muy, muy genial Diego.
    Me quedo con: "borracho de sueños", "lágrimas de poesía" "no despertar hasta la hora de vivir".

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  2. Gracias Valeria.
    Me gusta ver que mi escaso público, que hace que mi blog sea no por ello menos importante, si no, como me gusta pensarlo, más familiar, hace acto de presencia en alguna entrada. Lo cierto es que en esas frases, sobre todo en la última, creo que pongo el énfasis y el trasfondo de todo esto, si es que tiene alguno.

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