lunes, 28 de diciembre de 2015

Apaguen la luz

Quizás sea en realidad un miedo atronador lo que nos acoge cuando decidimos mirar la vida en una foto por si no la volvemos a ver. Puede que sea temerario apilar las fotos en cajones de recuerdos de un Martes por la tarde, cuando después de la siesta nos tomamos un café sin constancia de estar viviendo. Me pregunto de mes a mes si en realidad es bisutería toda la parafernalia con la que decoran esos novelistas por horas sus rutinas. A lo mejor la realidad ha crecido más de la cuenta, pero hoy no consigo distinguir entre los recuerdos de mañana y los minutos de publicidad de una serie sin protagonista las gotas de lluvia que nos mojaban cuando solíamos quedarnos en casa por si llovía.

Este territorio inhóspito en el que habitan sueños, historias y cervezas de todos los días solo puede salvarse cuando al frío lo venza un nudista con sombrero, cuando al viento lo asesine una hoja de papel a medio escribir, o cuando a la soledad la encarcele un perro ex-policía callejero.

Es ahora cuando pienso que no sé en qué pensar si no es de noche. Es ahora cuando empiezo a despertar, tras leer un cartel en las estrellas: "apaguen la luz, que ya va a empezar todo".

D. Caro

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