sábado, 24 de diciembre de 2011

Más locos que las flores

A veces quiero romper con lo que a veces me toca vivir. Otras solo quiero dejar pasar lo que se para en mitad de un camino que se pierde en la niebla.
A veces quisiera sentir lo que sentí solo un par de veces. Otras me doy cuenta de que querer sentir no me deja alcanzar el sentimiento que no persigo mientras pienso.
A veces no miro y me veo en un mal humor avinagrado con el azúcar de una sonrisa que esconde el llanto de los gritos que nadie oye. Otras no me paro a leer lo que otros labios escriben entre silencio y silencio para no perder el juicio después de haber oído de sus ojos una historia diferente.
A veces quisiera saber qué hago para hacer de mi sueño la vida, y de una vida el sueño. Otras no hago nada que la corriente no me lleve a hacer, me arrepiento, me espanto, lloro y me despierto con una almohada casi seca tras mi naufragio en el desierto.
A veces pienso en romper y otras, recojo los trozos que quedaron de lo que no tuve el valor de golpear con la mirada.
A veces pienso que sueño lo que digo, otras, sueño que pienso lo que escribo, y soltando de mi mano el lápiz leo lo que dice el papel en blanco que desenmascara mi conciencia, me siento perdido ante la pérdida de cordura en un lugar en el que la locura es saber que los cuerdos están más locos que las flores de un Otoño que se adelantó a la Primavera.

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