martes, 26 de marzo de 2013

Pelea


Te golpea y te caes. Te levantas y peleas, lo miras a los ojos, siempre te golpea en el mismo lado de tu cabeza llena de preguntas. Te levantas y peleas, intentas avanzar y quitártelo de encima, pero siempre puede más y te da siempre donde sabe que te duele. Te levantas y peleas, porque no puedes hacer otra cosa, porque sabes que tu idea de huir a un pasado que no recuerdas es la locura de pensar que en ese día no te golpeaba, hasta que te despierta de un nuevo golpe. Te levantas y peleas aunque sabes que no puedes ganar, cuando sabes que el miedo al miedo es más fuerte, cuando tu alma grita pidiendo ayuda a unos espectadores que apostaron todos en tu contra, y se llevarán el bote porque no puedes vencerlo ni esquivarlo, porque estás inmóvil y solo piensas en que no te puedes mover. Tu hipocresía te gana batallas y te escupe declarando nuevas guerras cuando estas en el suelo. Tú eres el único que entiende que no hay victoria posible, aunque algún iluso novato en sus apuestas te marca como vencedor, y luego trata de sacarte del tumulto cuando estas sangrando esperanza, cuando tu mirada refleja que te has conformado con seguir perdiendo, pero te levantas y peleas. Sigo esperando a ese iluso que me despierte de una buena hostia. Sigo esperando aquel que me de una cerveza y fuerza para vencer a mi hipocresía, y para acojonar a mi miedo al miedo con respuestas a las preguntas que te golpean y te mantienen en el rincón cubriéndote los oídos y tratando de seguir en pie hasta que suene la campana. Sigo esperando que ese iluso sea mi pepito grillo vestido de amigo imaginario. Mientras espero solo puedo seguir adelante, porque me golpea y me caigo, pero yo me levanto y peleo.

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