Y su garganta como una muerte a
cuchillo escrita a vuelapluma clava miradas en mi guitarra, sonidos
en mi frente y campanas en un corazón palpitante al compás de las
vueltas de su ruleta rusa. Cuando suenen los cuartos que me avise un
primo que yo ahora quiero pensar, pensar en mi almohada fría por el
lado en el que no apoyo tus recuerdos, vacía de olvido y llena de
secreto. La ventana abierta deja salir la poca nieve que sale de las
nubes de mi cerebro, congelado, dormitando y tratando de despertar
soplando a los pulmones del pecho que duerme en tu regazo. Pájaros
en mis dedos emigran desde mi salón hasta tu espalda en época de
invierno, buscan el calor, buscan el radiador de unas caricias
dirigidas al sur por la rosa de los vientos. Miro atrás y no
escucho, a tientas avanzo sin espejo retrovisor, sin curvas en el
camino y sin carteles que anuncian las curvas en mi cama. A veces río
solo y a veces soy el chiste, a veces muero de risa y a veces vivo
por que ríais a mi lado. A veces caigo del cielo y, a veces, vuelo
al infierno. A veces quiero escribir, a veces he escrito lo que
quiero para que lean mi nota de aviso. Despiértenme cuando llegue la
primavera en mi cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario